Esta claro que los amigos están para muchas cosas: para cotillear, para mandar vídeos no aptos para epilépticos por snapchat, para tomar una copa de vino, o dos, o tres, o unas cuantas botellas, para liarte cuando no quieres que te líen y, sobretodo, para convencerte de hacer cosas de las que luego te vas a arrepentir. Y en eso yo, soy cumlaude.
Nadie nunca jamás ha convencido a otro amigo de hacer algo, cuya consecuencia puede ser más mala que buena, sin tener la intención de reírse de él. Y eso lo saben hasta los chinos, que aunque son amarillos, un poco feos, llevan mascarillas en sitios como las Rozas Village y escupen en la calle, nos van a dominar.
Yo, en concreto, que me gusta mucho hacer el tonto, a veces me vengo demasiado arriba en estas situaciones. El caso es que el otro día me acordé de una de estas gamberradas tipical Briten, pero llegué a la conclusión de que absolutamente TODOS hemos hecho lo mismo en algún momento de nuestra vida. Así que tampoco soy aquí un demonio del inframundo. Os pongo en situación meteorológica: un amigo vuestro esta detrás de una femme fatal, pero esa mujerona pasa de él más que Ben Affleck de Jennifer Garner (So sorry Jen, no ofense) y vuestro amigo tó heartbroken (para los de la LOGSE: con el corazón partío) te pregunta qué hacer.
En esa situación, ABSOLUTAMENTE TODA MUJER EN LA FAZ DE LA TIERRA le diría a su amiga que si le gusta, que le escriba. Seguido de una o varias frases del tipo de: «no pierdes nada», «el no ya lo tienes», «la vida son dos días», «lucha por lo que quieres», «ahora o nunca», «como se olvide de ti te vas arrepentir», «tienes que ser valiente», «hay que coger al toro por los cuernos», «luego pensaras en qué hubiera pasado sí no lo hubieras hecho» y otras gilipolleces varias.
ABSOLUTAMENTE TODO HOMBRE DE LA FAZ DE LA TIERRA le diría a su amigo que si le gusta, que se mame, que ya verá como esta noche le gusta otra jeffrina. Os odio.
Todo esto viene a cuento, porque una de mis amigas (a quien OBVIAMENTE le hice el lío en su día) me volvió a preguntar en relación a su nueva aventura de L’Amore. Al darle mis consejos en línea con los que he mencionado anteriormente, se acordó de unos extras que añadí a mis sabios consejos cuando éramos jóvenes.
Hace unos días…
Pepita: ¿Qué hago tía? ¿Me declaro o qué hago?
Briten: Claro tiiiiiiiiiiiiiiia, el no ya lo tienes. Si realmente te gusta ve a por el A SACO, es ahora o nunca…
Pepita: No sé que hago preguntándote. La última vez que te pregunté me la liaste más que el tsunami a Tailandia. Para empezar, me convenciste de que los mensajes y las llamadas ya estaban muy vistos, qué tenía que hacer algo diferente para llamar su atención. Así que, me obligaste a redactarle una carta declarando mi amor eterno-no-correspondido a la que jamás me contestó. No contenta con esto, con tu teoría de que la carta se había perdido porque hoy día «todo es muy moderno y nadie usa el correo postal» (to-ca-te-los-hue-vos) me vendiste la moto de que le escribiera un mail. Para rematar, con tu teoría de que los frikis de internet y los espías de la red me habían robado el mail, me comiste la cabeza para (que antes de que el jeffrey se fuera de viaje porque sino iba a ser muy tarde) me colara en su casa y le dijera las cosas a la cara.
Es que no sé como no me cagué en todos tus descendientes, que no sé si te acuerdas, que al colarme en su casa pasó la policia y, mientras tu me cojías el culo para saltar la berja y yo tenía levantada la pierna cual bailarina de ballet ruso, me empujaste cual saco de patatas y te diste a la fuga, haciendo que yo me cayera de bocas en un matorral de espinas que se me clavaron hasta en la yugular.
Briten: (Haciendo bailes como los de arriba mientras contestaba a mi amiga) Pues me deberías estar dando las gracias, que en el fondo te hice un favor. No llega a ser por mí, y a día de hoy seguirías pensando en qué hubiera pasado si no te hubieras atrevido.
Amigos para esto.
Aupa Briten.
Paz nenes.